Esta es mi historia,
pero podría ser la tuya.

miércoles, 23 de abril de 2014

Leer (te)

Debería haber parado antes.
Ni siquiera sé porqué seguí aún sabiendo lo desmontada que estaba quedando mi vida con cada párrafo que leía. 
Avanzaba tan rápido como la espuma al descorchar el champán en una fiesta.
A borbotones. 
Me repetía que hacía lo correcto. Pensaba,
"no va a dolerme,
esta vez no." 
Pero entonces, 
cambia todo y no puedo evitar continuar.
La curiosidad mató al gato, pero también nos mató a nosotros.
A veces no es sano prestarle más atención a unas hojas de papel que a uno mismo pero qué sé yo de lo que es sano si pierdo la cabeza e incluso la conciencia por un libro. 
Así que perdóname,
por devorarte.
Por vestir mis dedos de flechas
y clavartelas dentro como si tuviera el poder de Cupido. 
Por no conseguir que fuera suficiente
y querer más y más. 
Por odiarte
cada vez que no podía despegar mis ojos de ti. 
Por quedarme dormida
contigo aún en mis manos. 
Por olerte 
una y mil veces.
Pero tranquilo,
que yo te perdonaré a ti, 
por todos los vuelcos que le has causado a mi corazón.
Por todos los finales inesperados.
Por las ojeras.
Por crear mi insomnio.
Por volverme adicta a ti.
Qué razón llevaba Marwan cuando dijo que escribir es un modo de poner en orden los sentimientos, aunque ponerlos en orden no significa que no duelan.
He sentido mil cosas a lo largo de mi corta vida.
Pero nadie ni nada me ha hecho sentirme tan viva como las páginas de una jodida obra.
Resultará absurdo que en vez de escribir acerca de alguien escriba sobre un libro,
pero qué le voy a hacer si solo me he enamorado una vez, 
y ha sido de la lectura.