Esta es mi historia,
pero podría ser la tuya.

viernes, 31 de enero de 2014

Seguimos vivos

Seamos sensatos, yo no tengo ni idea de escribir. Escribir es lo que hacía Bukowski con sus poemas, dejándonos literalmente el corazón en pelotas. O lo que consigue transmitirnos Carlos Salem con cada palabra, con cada sílaba. En cuanto a mi,  lo único que intento es sacar afuera todo lo que mis dedos llevan años guardando. Eso que todos decimos callados. Eso que nos mata por dentro y que tratamos de aniquilar mediante sonrisas fingidas. 
Soy esa persona que, cuando crees que estás solo, que solo tú sientes eso, te dice: eh, frena, que yo sí creo en ti. 
Siempre me han preguntado qué quería ser en la vida. Empecé queriendo ser arquitecta, más tarde periodista y después, y hasta hoy, una enamorada de las lenguas. Pero, si me volvieran a hacer esa pregunta, ahora sí tendría una única respuesta. Lo único que quiero hacer es vivir(la). El mundo está lleno de gente que anda tan perdida como yo, con el alma en carne viva intentando encontrar su medicina particular. Tratando de entender qué cojones está pasando y porque todos nos estamos volviendo tan idiotas. Quiero que rompas esa carta de despedida que te dejo tu esperanza y que,
por favor,
le pidas que vuelva.
Que no nos queda nada cuando no hay nada por lo que seguir intentándolo. Rompe la mordaza que calla a tu corazón, y permitele que continúe haciendo música en cada latido. Piensa en ese cigarro que cada día te fumas cuando ataca el estrés y se te viene el mundo encima, no permitas que tú te consumas con la misma rapidez. 
Piensa que,
quizás sea hora de enterrar el hacha. De dejar de pensar en lo que podría pasar, en vez de en lo que pasa. 
Deja de abrazarte las piernas y de hacerte un jodido ovillo de lana, porque solo así conseguirás que alguien te rompa las costillas de un abrazo. 
Soñar está bien pero,
¿qué tal si dejamos de soñarlo todo y empezamos a vivirlo?
Que sí, que yo también sé lo que es sentir miedo. Sentirte atrapado y bloqueado y no saber qué dirección tomar. A mi también me ha golpeado el vértigo en la cara, pues nosotros somos nuestro peor enemigo, nuestro mayor precipicio. Nuestros barrancos más mortales. Pero, a veces tenemos que dejar de esperar el tren para, por una puta vez, cogerlo. 
Sé que estás asustado, que no quieres olvidarte nada. Yo no soy quien para dar lecciones de vida pero, has de saber que incluso cuando dejemos ésta, seguiremos pensando que nos hemos olvidado algo. Y posiblemente así sea. 
No tengas miedo porque esa sudadera pierda ese olor que tanto te recuerda a esa persona. Dale tu olor personal, el más bonito que existe, y el más duradero. 
Yo también tengo miedo de crecer porque cada día amanezco más niña y un poco menos adulta. Pero aún así, me doy cuenta de que el mundo se está yendo a la mierda. Y qué. Sonríe, mantente vivo. Mantente en pie aunque a veces, cuando respires, sientas que te ahogas. 
Con todo esto, lo único que quiero es que abandones el salvavidas y el miedo. Que todo duele, pero que sístole y diástole no se rinden y no van a dejar de latir tan pronto. Arriésgate, porque sino acabarás sufriendo el mayor dolor de todos. Echarte de menos a ti mismo.
Querido Miedo,
solo quería decirte que,
ya no te tengo miedo.

lunes, 27 de enero de 2014

Poco más hay que decir

Voy a comenzar diciéndoos algo: la vida, está cosida a base de momentos que se hilvanan mediante acciones. Pero, la aguja que lo une todo, son las personas. Éstas son las causantes de tus sentimientos.
Así es, la mayor parte de tus estados de ánimo son provocados por alguien. ¿Que no te lo crees?. Voy a demostrártelo.
Nos quejamos de que no nos gusta madrugar pero, en cambio, cuando alguien importante nos está esperando, a veces ni siquiera somos capaces de pegar ojo. Comer, tiene varias velocidades. Cuando estamos solos, solemos comer rápido por aburrimiento, por hacer algo, por inercia vamos. Pero, cuando comemos acompañados, la mayoría de veces se nos echa el tiempo encima de lo a gusto que estamos. Posiblemente hoy sea un día de esos en los que no te apetece salir de casa pero, para qué vamos a engañarnos, probablemente si alguien que te importa te dice que muevas el culo y que hagáis algo juntos, lo harás encantado. Aunque, esto depende de la persona que te lo pida, claro está. Muchas veces estamos en la cama buscando el interruptor que apague nuestra cabeza y nos permita descansar, sin embargo, alguien hace que siga encendido.
No solo tenemos el poder de cambiar el estado anímico de alguien. La gente también busca nuestro reconocimiento, nuestra aprobación. Cuando alcanzamos una meta, cuando sacamos una nota merecida y alta o, cuando nos sale bien algo, deberíamos estar contentos ya de por sí. En cambio, buscamos la aprobación de alguien. Yo puedo sacar la mejor nota de toda la universidad, pero como la persona que me importa no la valore, para mi se convertirá en la peor del mundo. ¿Me seguís?. Somos independientemente dependientes. Tenemos en nuestras manos la felicidad de la gente y muchas veces jugamos con ella a nuestro antojo. No somos conscientes del poder que tenemos y del daño que podemos hacer. Pudiendo hacer que alguien se vaya con el alma de puntillas de felicidad, nos empeñamos en hacer daño a diestro y siniestro. 
Hay dos tipos de personas: las que nos hacen cumplir años (a base de disgustos), y las que nos hacen cumplir sueños. Las que hacen que perder el tiempo signifique ganarlo a su lado, y las que no.
A veces pensamos que es mejor actuar de forma espontánea, y yo soy la primera que lo cree pero, teniendo en nuestras manos la felicidad de la gente, quizás sea mejor pulsar stop y pararnos a pensar un poquito más las cosas y su repercusión, porque puede ser que por el camino rompamos la vida de alguien sin querer. No es lo mismo correr que avanzar. Que no se puede ir haciendo daño a la ligera, oye. Tú eres quien tiene en una mano el globo y en la otra la aguja, y tú eres quien decide si pincharlo o no. Piénsalo. 

jueves, 16 de enero de 2014

Por lo poco que sé.

Encontremos juntos la salida  a este desastre. Sé mi impulso. Sé la mano que se pasea por mi cintura como si de una calle se tratase. No me sueltes. Es lo único que te pido.
Quiero que seas la maravilla que me haga volver a creer en el ser humano. No finjas. Déjate las parafernalias en casa. Hoy quiero que seas tú. Tú y tu grandeza. Quiero verte tan grande que a tu lado todo el globo terráqueo se quede pequeño.
Ten clara una cosa: la solución a cualquier problema está en nuestras bocas. En nuestra sonrisa. Eso cambia las cosas. Ilumina el mundo. Olvídate de la contaminación, del barullo de gente. Olvídate del invierno, que para mí el verano empieza y acaba en tu cara. El mundo se derrumba pero tú y yo seguimos vivos. Me dijeron de pequeña que no dejará para mañana lo que pudiera hacer hoy. Y eso quiero hacer contigo. Qué importa la crisis, ahora mismo hipotecaría mi vida y me dejaría en tus manos. 
Para mi no habrá ningún obstáculo si estoy contigo. Cruzaría todos los semáforos en rojos. Quiero perder la puta razón contigo. Y hacértela perder.
Buscaré tu alegría pero a cambio, conviértete tú en la mía. Tutéame. Sobrepasa los límites de velocidad conmigo. Vivamos despeinados.
Quiero
recordarlo
todo.
Convertir mi desorden en tu orden. Quiero poner en neón cada recuerdo creado. No tengo una goma de borrar que convierta en respuestas todos tus pensamientos que acaban en signo de interrogación, pero juntos podemos tratar de resolver la maldita ecuación. No puede ser tan difícil, todo el mundo sabe que sumar es tan fácil como que 1+1 son, ni más ni menos, que 7. Las 7 vidas que tendré contigo. Las 7 veces que me caeré y las 7 veces que tú me limpiarás los rasguños.
Posiblemente no existan vidas suficientes como para hacer que me canse de ti. Pero con una es suficiente como para hacer que acabes harto de mi. Que me aborrezcas. Sacarte de quicio será mi rutina preferida.
Te seré sincera. No todo será bonito. A veces te sentirás desbordado, lo verás todo inconexo, y te vendrán las cosas a destiempo. Te harán daño. Te bombardearan con piedras tan grandes como las que tú tienes cargadas en tu espalda. Te dispararán a quemarropa. Y poco a poco te irás perdiendo, y perdiéndome a mi. Nos dejaremos al igual que se deja el tiempo las hojas en el suelo. Y posiblemente, un día, dejarás de querer quererme. Te arrepentirás hasta de conocerme. Y ya no verás en mi la perfección de la que antes hablabas.
Quiero que sepas que te odiaré. Bueno, yo no sé odiar. Pero te odiaré tanto como te he querido. Y tranquilo, tú harás lo mismo. No te asustes, forma parte del protocolo. Pasará el tiempo y harás como que me has olvidado.
Pero.. ¿qué pasará cuando te hablen de mi?.
Intentarán meterme en tu nueva vida. Arañándote con recuerdos que ya no volverán a brillar jamás. Me dedicarás inconscientemente cada chupito que te tomes, pensando que, a cada minuto que vas perdiendo lucidez, vas perdiendo el recuerdo que queda de mi en ti. Déjame llamarte iluso. Si te preguntan cómo estás, hazles saber que bien, que todo te va genial, intenta que me transmitan a mi esa felicidad ficticia. Al menos así, te sentirás bien por un segundo. Pero sobre todo, no les preguntes nada de mi, aguarda, que las noticias, por desgracia, te llegarán solas.
Sentirás que aún queda algo dentro. Sentirás rabia por aquel qué hubiera pasado si... Por un momento, sentirás que todavía somos el uno la vida del otro. Que no se entiende de tiempo cuando se habla de amor. Y que cada kilómetro vivido por separado, ha sido un kilómetro juntos.
Para, no dejes que tus ojos se desborden. No te desbordes tú. Todo esto es necesario. Son pasos previos al olvido que tanto ansías.
Piensa que los recuerdos persisten hasta que tú dejas que se vayan. Ellos aguardan en ti mientras que existe una posibilidad. Mientras tú sientes que aún hay posibilidad. Hazles caso, para saber cuando quieren irse. Duele, lo sé. Y lo sé, porque yo he pasado por lo mismo.
Siento no haberme podido alejar de ti tanto como para que esto pasara. Siento no haber podido mantener tu equilibrio pero, ante todo, siento que me guste que sepas de mi. No dejes que esto te afecte. Sé fuerte, como alguna vez lo fuimos juntos. Pasa página con las mismas ganas con las que pasas las de tu libro favorito.
Yo por mi parte, te prometo que estaré bien. Pero prométeme que dejarás que alguien te coja con las mismas ganas que yo. Que te quiera más y más a cada centímetro de tu cuerpo. Y, que cause en ti, todo lo que yo algún día te causé pero multiplicado por mil.
Dejaré que me tachen de egoísta pero me daré por satisfecha sabiendo que, siempre que me mencionen, tu boca formará esa curva que tanto me gusta y que tantas veces te provoqué, al recordar el puzzle que creamos juntos. 
Si la vida fuera un videojuego (que de alguna manera lo es), en la pantalla ahora mismo pondría 'Game over'. Está será tú última primera vez. La última vez que te causa dolor recordarme, y la primera vez que, realmente, me has olvidado. Enhorabuena.

Yo no sé mucho de nada, y sé que no tengo la suficiente edad como para transmitir sabiduría pero ¿por qué todas las historias tienen que ser siempre así?. Pasamos de 0 a 100 enseguida pero bajamos aún más rápido. Cambiemos la historia. Convirtamos los finales de película, en finales reales. Encontremos a la persona que haga que nos quedemos en lo bonito y nos saltemos la parte fea. O mejor, dejemos que ella, nos encuentre.