Esta es mi historia,
pero podría ser la tuya.

lunes, 6 de noviembre de 2017

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Y qué le hago, si no quería quedarme estancada en el tiempo. 
Quería vivirlo,
                        reinventarlo,
                                             crearlo,
pero sobre todo reiniciarlo.
Dicen que tras la tormenta llega siempre la calma, pero eso es justo lo que menos quería.
Yo solo quería zarpar a tiempo, 
que no huir.
Quería besar al miedo, 
a ese miedo que te entra cuando atraviesas la línea de meta y ya no sabes qué vendrá después,
ni con qué/quién te toparás mañana.
Quería crear mi propio precipicio,
lanzarme a él y ser yo misma la que me salvase.
Quería desordenar un poco mi vida,
ponerme a prueba y darle así nombre a un huracán,
mí nombre. 
Quería darle vida a mis borradores.
Y... Aquí estoy,
agarrándome al abismo y empezando de 0 a 1000 y pico kilómetros de casa.
Siendo la diana a la que yo misma apunto. 
Manifestándome en defensa de que si luchamos,
podemos
               conseguirlo
                                     todo.
O al menos intentarlo y no quedarnos con las ganas,
esperando a que las cosas lleguen de la nada. 
Quería desenterrar mis raíces y darle forma a este árbol.
Y, ¿por qué no?, quizás obtener algún que otro fruto.
Quería asfaltar las excusas,
y enmarcar en neón los motivos, las razones, la causa
de mi guerra. 
Y es que al final se nos olvida que todos aspiramos al mismo cielo,
solo que cada cual elige con qué/quién quedarse por el camino.