Esta es mi historia,
pero podría ser la tuya.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Conmigo

Ya no es tan difícil como antes. Encontrarnos y saber reaccionar. Decidir no apartar la mirada, ni agachar la cabeza, ni mirar para otro lado. Afrontar el pasado en un presente distinto, e intentar que sea de la manera más cómoda posible.
He aprendido a hablar del pasado en el tiempo que se merece, y a no arañar más los recuerdos. Me he deshecho de los que ya no me son útiles, y he escondido sin destino fijo el resto para no encontrarlos.
Sé que he pasado a ser la culpable de todo el desastre, la mala malísima de Alicia en el País de las Maravillas, la reina de corazones.
Pero es que la guerra desgasta, y cada día más.
Saco bandera blanca, me declaro gallinita suelta y prefiero no jugar más.
No olvides que un día construimos puentes juntos. Que nos abrazamos tanto que el cuerpo nos pedía tregua para respirar. Que me quisiste al igual que dejaste de hacerlo. Que descubrí paraísos en tu cuerpo que se convirtieron en mi precipicio. Estuvimos cerca pero no lo suficiente. È finito.
Y, ¿qué pasó después del naufragio?
Que deje de escribir.
Hasta hoy.
Voy y vengo y a veces paro y escribo, y cojo un libro, y vuelvo a sentirme bien. Como antes.
Pero eso es a veces, no te acostumbres.
Tú, en cambio, has decidido buscar alguien que sea tu libro. Alguien a quien no puedas dejar de leer. A quien leerías una y mil veces. Has decidido buscar tu historia sin parar, como si así fueras a estar mejor. Como si pudieras olvidarte de mi.
Y no sabes que estás perdido, que tu barco de papel está empezando a mojarse. Y tú vas en él.
Solo quieres salir corriendo.
Y yo no te pido que dejes de hacerlo.
Sal corriendo.
Pero conmigo.
Ven, anda, que te dejaste tu libro en casa y está aguantado la pata coja que dejaste en la cama al irte. Y ya apenas aguanta.
No pido ser tu musa.
Ni siquiera quiero ser la que provoque tus hoyuelos.

Yo
    solo
         quiero
                 ser 
                      el prólogo de tu historia. 
                              
Y merendarnos juntos el calendario. Y lo que venga.