Esta es mi historia,
pero podría ser la tuya.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Te podría decir..

que quizás esta sea la decisión correcta,
y que quizás sea lo que debemos hacer.
Te podría decir que quizás no queramos hacerlo,
y que quizás no estemos de acuerdo.
Te podría decir que quizás..
zas...
zasca.
Espero que tú lo tengas más claro que yo, 
o no,
y vengas corriendo hacía a mí,
a por mí.
Te mentiría si te dijera que no lo estoy deseando. 
Sé que tienes miedo, 
y tú no me ves, pero créeme, estoy acojonada.
Sé que desconfías de mi, 
que te decepcioné y que piensas que lo volveré a hacer.
Chico listo.
Pero es que de verdad no sé qué hacer con todas estas piezas,
no sé si quiero encajarlas,
o dejar que se encajen solas,
o dormir y esperar a que se disipe este inventario de dudas.
Son las dudas de siempre viniendo a buscarme a la cama,
y yo como una idiota queriendo que vinieras tú.
Hay inseguridades que nunca se van.
Hay heridas que parecen cerradas y resultan estar mal curadas.
Hay historias que parecen terminadas cuando ni siquiera empezaron.
Hay debilidades que nunca dejarán de serlo pero deberían.
Y joder, mañana no sé qué querré hacer pero hoy quiero abrazarte,
aspirar tu olor,
romperte las cosquillas, 
y pedirte perdón,
que es de la mejor manera que sé.
Y es que me encariño muy rápido y pienso que todo es para siempre, 
y luego resulta que no y aquí me quedo yo. 
Pero es que joder, yo no esperaba que los para siempre fueran esto.
Te podría decir que me arrepiento,
que me arrepiento de removerlo todo,
de romper los esquemas cada poco
y de intentar pegarlos de nuevo después.
Te podría decir que quería salvar el mundo,
pero que no lo hice,
porque quería salvarlo contigo.
Te podría decir que si quieres hago las maletas y nos vamos corriendo de aquí,
que si quieres mato al tiempo y le digo que pare, o que retroceda, o que avance, o que te traiga de vuelta.
Te podría decir que lo hice adrede para que te acercaras,
pero que te acercaste demasiado.
Te podría decir que lo hicimos muy mal y que yo sigo dándole vueltas a todo, 
y a ti.
Te podría decir que nos quedaron muchas cosas pendientes,
pero resulta que no sé qué decirte.
Ni sé si quieres que te lo diga.
Así que échame una mano y dime qué hacemos con todas las cicatrices que tengo en la memoria
y que me están causando tanto dolor de cabeza.
Dime qué hacemos con este juego. 
Dime si me rindo, si sigo adelante, si me arriesgo, o si voy a perderlo todo.
Dime qué hago con la luz de mi mesita de noche que no deja de parpadear,
como si quisiera decirme algo.
Dime qué hacemos con todas las calles que aún no hemos recorrido.
Dime qué hago si estoy perdiendo el norte contigo.
Va, dilo tú, que siempre sabes qué decir(me).
Dime si aún aparece mi nombre en tus respuestas.
Dime 
         qué
                coño
                         hago
                                    sin 
                                     ti.
Siento no haber sabido hacerte feliz,
pero no pretendía  hacerte daño.
Siento echarte de menos cuando no debo,
pero es que me he cansado de no saber de ti.
Ojalá algún día, cuando eches la vista atrás, olvides toda esa rabia que te produce pronunciar mi nombre, y sonrías.
Espero que lo entiendas,
pero un clavo no saca otro clavo si el clavo aún está ardiendo,
y siento decirte que yo no tengo la intención de apagarme en mucho tiempo.
Te podría decir muchas cosas,
pero mejor me espero y te las digo sin palabras.

lunes, 15 de febrero de 2016

Párate a ver la vida

Párate y dime qué ves.
Sí, ese eres tú.
Corriendo, perdido,
sin saber qué cojones hacer.
Desaprovechando el tiempo, 
cometiendo errores y dejando que los cometan contigo.
Tú te ves genial, 
crees estar haciendo lo que te viene en vena.
Pero entonces llegan esos días en los que ningún pasatiempo, y con pasatiempo me refiero a persona, te es suficiente. 
Te aburres, te cansas, te cansan.
Y cambias el objetivo, y de objetivo.
Y vuelves a girar la noria,
y pones en marcha la montaña rusa.
Vas de que nada te afecta,
te haces el duro, el bohemio,
el... gilipollas.
Buscas víctimas, frentes que abrir,
mientras te olvidas de cerrar otros muchos.
Quieres dejar tu huella, o tu arañazo, 
aún no me ha quedado claro.
Lo tienes todo bajo control,
las cosas funcionan tal y como quieres, o como crees querer que funcionen.
Qué bien se te da juzgar, criticar y mofarte de todo y de todos.
Qué bien se ve todo desde otra piel. 
¿No te das cuenta de que no has entendido bien la vida?
Que la vida no es eso,
joder.
Que solo eres una brisa inerte que se mueve a la vez que lo hace el viento.
Que ya no compartes tu corazón, 
simplemente lo tienes en modo aleatorio y dejas que cualquier canción entre en ti.
Que ya no te fías de cualquiera, 
y te cuesta mucho dejar que alguien entre un poquito al rincón de las cosas personales.
Pero,
a mi no me engañas.
Estás acojonado, 
acojonado de volver a enamorarte de alguien,
de volver a sentir por alguien.
Y te agobias, 
y te agobian, 
y abres la puerta de salida a todo aquel que se adentra demasiado en ti.
Y le temes al pasado como al fuego ardiendo.
Ese pasado que a veces está tan cerca que quema y desgarra,
y otras parece haberse extinguido por completo. 
Pero es que la vida es eso:
complicada, 
y lo que nos empeñamos nosotros en complicarla.
Porque somos subnormales y masoquistas,
pero intentamos ser felices. 
Lo que quiero decir con esto, amor,
es que la primavera está a punto de llegar, 
y van a sobrarnos capullos.
Así que quizás es hora de que acabes la función y te quites el traje de malo malísimo,
y comiences a besar la vida y a dejar que te abracen,
pero que te abracen de verdad.
Llámame loca pero,
ser feliz creo que es una buena forma de jubilarse. 
Y tú llevas mucho tiempo teniendo esa asignatura para septiembre.

lunes, 25 de enero de 2016

¿Sumas o restas?

Voy a contaros algo:
Para mi la suerte no existe. 
La suerte la consigues tú.
Tú decides, como en todo.
A lo largo de tu vida van a ir pasando por delante de ti un millón de oportunidades y muy poco tiempo para decidir si las coges o las dejas.
Esta es una tarea difícil que se te presenta en el presente pero en forma de futuro y de la cual te arrepientes cuando está en pasado.
Oportunidades que quizás cambien tu vida, o no.
Oportunidades que seguramente no saldrán bien, o sí.
Oportunidades que probablemente serán efímeras, o no.
Oportunidades que aparecen de repente, como tú.
Tendemos a rechazar las cosas, a no dejar que el tiempo haga su trabajo y a quererlo todo aquí y ahora. Por eso, nos asusta el futuro.
Las personas estamos plagadas de sueños, miedos, dudas, sentimientos.
Somos adictos al error y expertos en arrepentimientos.
¿Viajar? No por dios.
¿Erasmus? Ni en sueños.
¿Cambiar de corte de pelo? Ni hablar.
¿Conocer gente nueva? Venga ya.
Dejadme que os diga algo,
somos gilipollas.
Estoy segura de que os habéis quedado con las ganas de muchas cosas.
Que alguna vez os quedasteis u os dejaron a medias tintas.
Apuesto a que os arrepentís de muchos pasos en falso.
Dejad de echarle la culpa a la suerte desde el sofá de casa.
Abandonad de una jodida vez vuestra zona de confort.
Arriesgaos, coger el puto tren y dejad de hablar de trenes perdidos.
Perder, ganar, reír, amar, llorar, (des)aprender, olvidar. 
Apartad esa manía de perder el tiempo y la energía en lo innecesario.
Empezad a sumar,
a sumar momentos, vida, experiencia, amores, personas.
Pero sobre todo, empezad a restar
A restar miedo, pasado, malos momentos, desilusiones, personas.
No dejéis que os digan lo que tenéis que hacer.
No dejéis que os metan miedo.
Aplicad esto a todos los ámbitos de vuestra vida. 
Pero sobre todo, no dejéis que sea otro/a el que os lo cuente, porque hay cosas que podrían haber pasado y que no pasaron, y que desgraciadamente ya no pasaran nunca.
Exprimiros el coco todo lo que queráis pero por dios dejar de ver desde casa como os quitan la oportunidad y como es otro/a quien la disfruta mientras tú estás en stand by pero sin me.
Las oportunidades vienen y van pero tú también tienes que buscarlas.
Así que qué me dices, 
¿eres de los que suman o de los que restan? 

Porque yo vengo con ganas de multiplicar.