Esta es mi historia,
pero podría ser la tuya.

domingo, 11 de agosto de 2013

"Pequeña de las dudas infinitas"

Al finalizar el curso todo el mundo se dedicó a decirme "aprovecha este verano que es el verano de tu vida" pues bien, el que haya escrito tan poco en este blog corrobora que me he tomado esas palabras al pie de la letra. A rajatabla. He estado de aquí para allá, hoy lluvia mañana sol, ayer piscina pasado playa, un no parar. Un ritmo frenético que en cualquier otra época del año molestaría a cualquiera, te haría sentirte cansado, sin fuerzas, sin ganas y deseando llegar a casa para reencontrarte con tu amada e incondicional cama pero eso no pasa en verano, durante el estío nos dedicamos a vivir el tiempo como si cada milésima de segundo fuera única y no fuéramos a tener más, por ello nuestras camas están más vacías que nunca, o más llenas, según se mire,  pero esa es otra historia.
  
Durante el día todo es maravilloso, un paraíso imperturbable que compartimos con quienes nos place en cada ocasión pero para mi, personalmente, las noches de verano son lo mejor y lo peor a la vez, palabras diametralmente opuestas que van ligadas del brazo. Noches de calor e insomnio. Lo cual para alguien como yo, que le da más vueltas de las que debería a las cosas y que ganaría el premio revelación del año a la persona más rayada del mediterráneo, no es muy agradable. Durante semanas no he sabido qué quería, ni por donde coger el mango de la sartén, ni siquiera quienes estaban a mi lado.. Dudas, infinitas. Soy miedosa, asustadiza, débil y fuerte a la vez, pero indecisa a más no poder. Y me está pasando factura. O mejor dicho, me estaba. Siempre he defendido el hablar como medio supremo para arreglar el mundo, y cada día me doy cuenta de que no me equivocaba. A veces solo hace falta sentarse, respirar hondo, y hablar, y soltar como si fueran carcajadas todo lo que llevamos dentro para darnos cuenta de que nada es tan difícil como lo hacemos nosotros mismos y para reconocer que actores no somos, pero que el drama se nos da a la perfección incluso fuera de una función.

Mi gran fiel amigo Murakami siempre dice que "cuando uno se acostumbra a no conseguir nunca lo que desea, ¿Sabes qué pasa? Que acaba por no saber incluso lo que quiere." No he escrito esto porque haya llegado a una conclusión o sacado una moraleja de todo esto, llevo días demasiado ocupada buscándome a mi como para ponerme a otra cosa pero cuando la encuentre os la diré.

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